Fernando Lagos estudió Comunicación Audiovisual. Toda su vida la vivió en su querida comuna de Maipú, pero el amor le cambió los planes, por lo que se trasladó hasta La Florida. Hoy, casado y con una familia conformada, relata su alegría por haber dejado de pagar el CAE, y mejor aún, por liberarse de una millonaria deuda bancaria con Itaú.
Cuando solo era un joven ilusionado con estudiar una carrera profesional, Fernando recuerda que vivía junto a sus padres, quienes no tenían los medios para costear una carrera universitaria. Por lo cual no tuvo otra opción que tomar el Crédito con Aval del Estado (CAE). “Era un novato, no cachaba nada”, dice Fernando.
“Yo me acuerdo de que no tenía como estudiar, entonces cuando me dieron el CAE fue como un alivio. No sé si una alegría, pero un alivio de que voy a poder estudiar y después me hago cargo de como pagar, igual tenía conciencia de que tenía que pagar algo, pero tampoco sabía que era tanta plata, pero si fue un alivio para mí y para el bolsillo de mis papás”, cuenta Fernando.
El comunicador audiovisual describe el CAE como un proceso que se transformó en una gran cantidad de gasto económico. Eso sí, no lo describe como una “pesadilla”, ya que en su momento pagó parte de las cuotas mensuales, hasta que llegó un momento en donde decidió utilizar ese dinero para proyectos personales.
“No me acuerdo cuantas cuotas pagué, pero fueron 3 años pagando, y me di cuenta de que la cosa no bajaba porque yo pagaba nomás. Entonces luego me informé y quise saber cuántas cuotas llevaba, porque según yo llevaba casi $3 millones pagados, pero al final me di cuenta de que había pagado como 600 lucas, y lo demás todo era intereses. Ahí dije que no quería pagar más”, comenta Lagos.
Fernando Lagos explica que, en un inicio, comenzó pagando cerca de $50 mil mensuales. Sin embargo, al transcurrir el tiempo, la cuota aumentó considerablemente su valor, llegando a los $80 mil. En ese momento, con su matrimonio ya materializado y con deudas personales, el CAE provocó un importante desorden económico, por lo que automáticamente se cansó de pagarlo.
“De hecho, cuando yo estudié no era que el CAE me pagara todos los meses toda la carrera, me pagaba un porcentaje solamente, porque no alcanzaba a completar ese otro tramo. Yo pagaba un poco más de 100 lucas mensuales, entonces para mí como estudiante, trabajar y hacerme esos $100 mil era harto, hacía hartas cosas para obtener esos $100 mil, y ni siquiera me quedaba una colita como para poder salir a carretear. Pagué como $5 millones de mi bolsillo, y después seguir pagando más por 20 años, quizás cuanta cantidad de plata, con la UF que va subiendo, eso me motivó a no seguir pagando”, expresa Fernando, con evidente felicidad en su rostro.
CONTACTO CON DEFENSA EDUCACIÓN Y PROCESO EXITOSO
En ese momento, Fernando Lagos conoció a Defensa Educación. Lagos cuenta que fue una compañera de trabajo quien le recomendó el estudio, ya que ella estaba en proceso de asesoría con el equipo de abogados. Sin embargo, Fernando reconoce que en un comienzo tuvo algo de temor porque se encontraba en vías de obtener un crédito hipotecario, por lo que dejó de pagar el CAE, y se asesoró con Defensa Educación, una vez que logró tener su hogar.
“A través de ella, de una compañera de trabajo, supe de ustedes. Creo que mandé un mail y me lo respondieron al tiro, me preguntaron si me podían llamar por teléfono, les dije que sí y me llamaron dándome toda la información. Y ahí me dijeron que íbamos a estar contactados por WhatsApp, por teléfono y así fue todo este tiempo, cualquier cosa que yo preguntaba me lo contestaban al otro día, nunca tuve problemas”, agradece Fernando.
El profesional de las comunicaciones explica que, en plena pandemia, se acordó del procedimiento con el estudio jurídico. Fue un día, mientras se acordaba de su caso, que recibió un correo de Defensa Educación. El contenido era lo que tanto esperó Fernando: los pagarés prescribieron y se liberó de pagar $10.028.054 al Banco Itaú.
“Fue como un trámite ya listo, porque cuando dejé de pagar y me asesoraron, ahí como que me liberé un poco, porque confiaba en el proceso. Cuando me llegó la resolución fue como que este trámite se acabó y tengo que seguir adelante, tuvo un término. Pero cuando me liberé fue cuando había dejado de pagar”, dice Fernando.
Fernando recuerda este término de su proceso como una “nueva etapa”, ya que estaba casado y conformando su familia con el nacimiento de su primer hijo, por lo que pudo destinar de mejor manera sus ingresos, con el fin de concretar proyectos personales y poder mantener estable a su familia.
“Yo no tuve una mala educación, pero fue sacrificado para mis papás pagar. Nosotros somos 3 hermanos, entonces fue sacrificado pagarle educación a los 3, pagar todo una básica, toda una media, después pagar universidad, es harta plata que se te va. Yo siento que tuve una buena educación, pero a raíz del esfuerzo de mis papás. El único beneficio que tuve, que después me di cuenta de que no era beneficio, fue el CAE, y también fue porque yo lo pagaba”, dice Fernando, con mirada nostálgica en modo de agradecimiento a sus padres.
Fernando explica que su padre ya le había costeado una carrera universitaria antes de estudiar Comunicación Audiovisual, carrera que también culminó con éxito. Su madre es dueña de casa, y su padre -que con 70 años sigue trabajando- es Procurador, pero no por estudios universitarios, sino que por esfuerzo, vocación y a base de cursos y capitaciones que logró en un lugar donde llegó como Junior.
¿RECOMIENDAS A DEFENSA EDUCACIÓN?
Fernando no tiene ninguna duda en recomendar a Defensa Educación, ya que “te asesoran, te dan toda la información que uno no sabe, y no tiene por qué saberlo tampoco. Recomiendo que dejen de pagar el CAE, total, en realidad son los miedos, pero están las experiencias de los demás que hemos dejado de pagar, pero siempre asesorándonos, porque si tú dejas de pagar el CAE, pasa algo y tú no sabes, a lo mejor vas a volver a repetir el ir al banco y firmar algo que no tienes que firmar. Yo me asesoraré y siento que fue la mejor decisión que tuve. Ahora ya estoy despreocupado, hay que darle para adelante nomás”.